Igual en cuanto a explicar una experiencia gastronómica está ya todo dicho. Y hecho.
Pero… ¿y si tuviésemos una mínima ventana abierta para sorprendernos? Si fuera posible dejar nuestro paladar “en blanco” y las expectativas en la puerta de entrada a un restaurante, ¿Cómo sería la experiencia vivida?
El restaurante Otium tiene una historia que contar, que empieza por el nombre. Procedente del latín “otium cum dignitate”, mencionado por Cicerón en algunos de sus textos, significa sencillamente “ocio con dignidad”, que nosotros hemos trasladado al mundo gastronómico, porque lo entendemos como “tiempo de ocio en el que una persona puede disfrutar comiendo”.
Comer en La Rioja: cocina de vanguardia y tradición
Comiendo y bebiendo, claro está, porque estos dos gerundios son la viva definición de La Rioja, una tierra que no deja de sorprender.
La interpretación de una experiencia gastronómica es muy diferente de comensal a comensal. Todo está en ojos (en esta caso, paladar) de quién lo vive y para comer bien, se suele decir que el cocinero tiene que ponerse en la piel del que va a vivir su cocina. Y, eso es lo que buscamos a través de nuestra cocina de vanguardia con todo el sabor de nuestra tierra.
Nos atrevemos a añadir que –nada nuevo que os estemos descubriendo– el acompañamiento del servicio de sala es fundamental. Siempre se ha hablado de la complicidad (y el sacrificio que ello supone) entre estos dos departamentos para sacar adelante un restaurante y dar un servicio que roce la excelencia. ¿Estaremos en el camino? Con la ilusión del buen hacer, estaremos.
Os esperamos en Otium para que seáis nuestros jueces.